Nuestros vínculos influyen en nuestros estados emocionales. Nuestro sufrimiento o satisfacción derivan en gran medida de la manera en que gestionamos nuestras relaciones. Esta gestión a su vez no es ni libre ni creativa, sino que está condicionada por los patrones infantiles que se quedaron grabados inconscientemente y a fuego en nuestro organismo y que marcaron nuestra experiencia infantil con nuestras figuras de apego fundamentales, los padres.
Con este trabajo queremos traer a la conciencia aquello que nos condicionó de nuestras figuras paternas, liberar las emociones que se han quedado congeladas y bloqueadas y que nos generan culpa, vergüenza, desvalorización y miedo. Así mismo, encontrar espacios internos nuevos desde la confianza en nuestra espontaneidad y desde la escucha respetuosa de nuestros sentimientos. Y recuperar la fe, en lo que F. Perls llamaba la autorregulación organismica.
Este trabajo suele ser un punto de inflexión en el proceso terapéutico y esencial para el/la profesional que trabaja en el ámbito relacional.