Por Alain Durand, profesor de la Formación como Terapeuta Gestalt y miembro de Equipo Centro.

Fracturas Gestalt
 
Desde hace unos años, los Gestaltistas constatamos que técnicas que solemos utilizar para terapias de grupos o talleres de formación se reencuentran en otros ámbitos como el coaching, dinámicas de grupos aplicadas en el mundo de la empresa o de la enseñanza o incluso en otras terapias. Por un lado, nos alegramos que prácticas en las cuales creemos sean aprovechadas por más personas, pero, por otro lado, tenemos la impresión que se presentan técnicas ya asentadas en la Gestalt desde hace más de 40 años, como novedades de escuelas recientes, reivindicadas como originales y propias. Es cierto que Fritz Perls, fundador de la Terapia Gestalt, para su base teórica y sus diferentes técnicas se inspiró de otras corrientes, como, por ejemplo, el psicoanálisis, el análisis transaccional, la filosofía existencialista, el psicodrama o la meditación budista. Así que sería por nuestra parte poco justificado ofuscarnos viendo como nuevas escuelas copian prácticas nuestras. Sin embargo, el trabajo de Perls fue construir una teoría integrativa y coherente, a base de una relectura y una síntesis de lo que llamó su atención, terreno sobre el cual pudo sembrar después sus propias ideas. Al contrario, el sentimiento que tenemos hoy es que recientes terapias sólo copian aspectos de la Gestalt a trozos. Tal terapia se centra sobre un trabajo de auto-aceptación de uno mismo, tal otra sobre una auto-observación meditativa, tal otra sobre la relación con el terapeuta. Cada una reproduce una faceta aislada, desmembrando nuestra visión global, que sin embargo a nuestro parecer es insoslayable. Las nuevas terapias a las cuales nos referimos hicieron su entrada en el mundo académico hace pocos años. Eso corresponde a un momento –más bien positivo- en el cual la universidad española, después de unos 30 años exclusivamente dedicados a la Terapia Cognitivo-Conductual empieza a abrirse a nuevos abordajes, incluyendo en su investigación y enseñanza las terapias llamadas de Tercera Generación: Terapia de Aceptación y Compromiso, Mindfulness, Terapia Cognitiva Dialéctica, Terapia Integrativa de Newman…
 

Importancia del contexto y de la aceptación

¿Pero qué tienen en común esos recientes tratamientos? Pretenden alcanzar una modificación de conducta del paciente, pero a diferencia de la Terapia Cognitivo-Conductual, se focalizan menos en el síntoma y se centran más en la persona: es un enfoque más global, lo que de cierto modo indica que la academia vuelve hacia terapias de orientación humanista. En la Terapia Cognitivo-Conductual el contexto social y cultural se aborda en el momento del diagnóstico, pero después el tratamiento se focaliza casi exclusivamente sobre el síntoma, al contrario de las Terapias de Tercera Generación, donde esos elementos pasan a ser centrales, como siempre lo fueron en Gestalt desde hace años. En efecto, a través de su teoría del “campo”, la Gestalt hace de la noción de contexto un elemento crucial de la exploración psicológica del paciente. ¿En qué situación se disparan sus síntomas dolorosos, en qué entorno aprendió sus conductas desadaptativas, cómo las mantiene, qué es lo que no percibe o deforma del contexto en el aquí y el ahora?
También, las Terapias de Tercera Generación buscan obtener la modificación de conducta a través de la aceptación del problema, y no a través de una lucha directa en contra de los síntomas. No se le pide al paciente que controle o suprima sus conductas, como si fueran algo de que avergonzarse, sino que se le lleva a observarlas y replantearse la funcionalidad de estas. Es decir que se pretende modificarlas mediante la previa aceptación. La Gestalt también cultiva la observación de uno mismo a través de la atención continua llamada awareness – traducible como “darse cuenta”, “conciencia” pero también como “vigilancia” o “estar despierto”- que designa la disposición de estar a la escucha y consciente de nuestras sensaciones, emociones y pensamientos de manera continuada. Se genera así una mirada interna que observa, descubre y acompaña, intentando escapar al juicio castigador. En particular se fomenta una visión lo más completa posible de lo que uno es, recuperando e integrando lo que rechazamos de nosotros mismos. Para ello, se intenta apartar los aprendizajes frutos de mandatos familiares o sociales, interiorizados como deberes o idealizaciones, y se lleva al paciente a reencontrarse con lo que necesita, con quien es de verdad. Suprema aceptación.
 

Ir más allá de los síntomas

La Gestalt, desde su origen, pretende traspasar la capa superficial de los síntomas para enfrentarse a la estructura profunda del paciente. Las Terapias de Tercera Generación, yendo también más allá de los síntomas, se adentran en aspectos más hondos de la persona. En especial, la Terapia Analítico Funcional, profundiza sobre patrones de conducta, buscando saber en qué contexto se pusieron en marcha y observando cómo se reproducen de manera rígida y automática hoy en día. Es decir que retoma la propia definición de la neurosis de Perls que la define, ante todo, como una respuesta automatizada que no toma en cuenta ni la necesidad real de uno, ni tampoco las circunstancias concretas del momento presente. Esos patrones suelen hacer eco a una estructura del ser más profunda que conduce a la Gestalt explorar la personalidad del paciente.
Emociones humanas
 
Ya en sus últimos libros Perls empezaba a describir tipos específicos de pacientes[1] que intentaban manipular al terapeuta desde su manera habitual de estar en el mundo: la “reina trágica” que no para de quejarse y pedir que la salven, el “superior o competidor” que quiere aplastar y descalificar al otro, la “Mona Lisa” que desconecta de sus emociones y busca agradar con una sonrisa siempre puesta, etc[2]. Perls, con ello, propone desenmascarar los personajes que adoptamos para estar en el mundo, y nos lleva a centrar parte de nuestra práctica en el estudio de la personalidad o del carácter y de su estructura.
 

La relación terapéutica transforma

Si bien todas las terapias psicológicas abogan por una buena relación entre paciente y terapeuta, en general tratan este tema como obvio, sin problematizarlo. Los manuales cognitivo-conductuales suelen ofrecer una serie de tratamientos, donde el terapeuta parece ser un mero administrador. En ciertas terapias de tercera ola, la relación terapéutica no se limita a ser un medio que facilita la aplicación de técnicas, sino que pasa a ser un instrumento de cambio en sí. Se invita a utilizar la interacción dentro de la consulta como fuente de información para paciente y terapeuta, facilitando la toma de consciencia para la modificación posterior. Ahora bien, la Gestalt ha construido precisamente gran parte de su teoría y de su práctica, desde hace décadas, sobre ese mismo fenómeno. Es lo que llamamos la “relación dialogal”. Obliga al paciente y al terapeuta a estar de lleno en el aquí y el ahora y observar sin rodeos lo que pasa de verdad. Esa forma de trabajar es de alto compromiso y necesita por parte del terapeuta de un autoconocimiento profundo, puesto que se supone que el paciente pueda reestructurar su comportamiento frente a las reacciones de otra persona que expresa con la mayor sinceridad lo que siente frente a su discurso o sus actitudes. Para ello, el terapeuta habrá hecho un trabajo personal permitiéndole conocer sus propias trabas y evitar que puedan entorpecer la reestructuración del paciente mediante la interacción. Ese trabajo nuclear se hace en la Gestalt a través de una larga formación grupal y experiencial.
Relación terapéutica Gestalt
 

La terapia Gestalt troceada 

Tantos aspectos en común entre la Terapias de Tercera Generación y la Gestalt, nos hace pensar que esos tratamientos de manera directa o indirecta, consciente o inconsciente, retoman los principales principios de nuestra escuela. Sin embargo, no consiguen liberarse de formatos heredados de las terapias cognitivo-conductuales, que tienen como costumbre aplicar programas con un número determinado, y si posible reducido, de sesiones. Por ello, probablemente, abordan tal aspecto o tal otro de manera compartimentada y en un tiempo limitado, cuando la Gestalt, ferviente defensora de la creatividad, rechaza un modelo predeterminado y no cree en terapias breves[1]. También, los Gestaltistas pensamos que un aprendizaje pre-planificado y supuestamente progresivo no toma en cuenta la complejidad inevitable del paciente y de la relación que se establece con el terapeuta, evita la autenticidad del aquí y el ahora y finalmente refuerza la rigidez.
Como el caso de las Terapias de Tercera Generación lo ilustra, las terapias humanistas, y en especial la Gestalt, impregnan enfoques que se presentan como nuevos, pero que en el fondo retoman teorías y prácticas en vigor desde hace décadas. Un aspecto positivo es que estas terapias, acompañadas por sus respectivas baterías de estudios que avalan su eficacia, y por ello abrazadas por el mundo académico, proporcionan indirectamente a la Gestalt unas pruebas científicas que a veces faltan a nuestra escuela. No obstante, seguimos convencidos de que esas terapias, formateadas sobre el modelo rígido de la Terapia Cognitivo-Conductual, tocan sólo aspectos fraccionados de una visión más global. Así mismo, tenemos que reivindicar nuestras aportaciones al mundo de la psicología, nuestro genuino quehacer que nos sitúa, hoy en día, como la psicoterapia no académica más difundida en España.
 

BIBLIOGRAFIA

LAPEYRONNIE, Brigitte, La Confluencia, Los libros del CTP – 10 (2005)
PERLS, Fritz, BAUMGARTNER, Patricia, Terapia Gestalt, Teoría y practica & Una interpretación, Pax México, México (2003).
PERLS, Fritz, El Enfoque guestaltico & Testimonios de terapia, Cuatro Vientos Editorial, Santiago de Chile (2001)
PERLS, Fritz, Sueños y existencia, Cuatro Vientos Editorial, Santiago de Chile, (2008)
VALLEJO PAREJA, M.A. (Ed.) Manual de terapia de conducta (Volumen 1) (2016)



[1] Como ya lo clamaba Perls al final de los 60’en las primeras páginas de Sueños y existencia.

 



[1] Ver, por ejemplo, Fritz Perls y Patricia Baumgartner, Terapia Gestalt, Teoría y práctica & Una interpretación.
[2] Recordamos que Perls fue analizado por Reich, lo que le llevó a tener muy presentes las teorías sobre el carácter desde la Bioenergética.