Por Ana Belén Barrera

 

20 de Noviembre, día dedicado a los Derechos de la infancia. Y yo me pregunto ¿Cuál es el estado actual de los derechos de los/as niños/as?

No hace falta reflexionar mucho para darse cuenta que estos derechos no están en su mejor momento. Estamos inmersos/as en una grave pandemia, y no me refiero a la del Covid, me refiero a la que tiene que ver con el grave deterioro de la salud mental de nuestros/as niños/as y jóvenes. A poco que estuviéramos dispuestos a mirarlo de frente, se veía venir.

Ya antes del Covid la salud mental de la población, incluidos los niños y jóvenes, estaba ignorada y desatendida. Ahora está empezando a ser tan evidente y se está expresando de manera tan contundente, que cada vez es más difícil  mirar para otro lado y pensar que es un problema menor o que lo sufre muy pocas personas. Se nos está escapando de las manos. Y para confirmar todo esto sólo hay que fijarse en las cifras que UNICEF publicó en septiembre de 2021 en su estudio sobre el estado de la salud mental y el bienestar de los niños y los jóvenes “Según las últimas estimaciones disponibles, se calcula que más de 1 de cada 7 adolescentes de 10 a 19 años sufre un trastorno mental diagnosticado en todo el mundo. Casi 46.000 adolescentes se suicidan cada año, una de las cinco principales causas de muerte para este grupo de edad”

Un duro baño de realidad sobre la salud mental de nuestros/as niños/as y jóvenes.

¿Qué tiene que pasar para que los gobiernos abran los ojos ante esta pandemia de salud mental de la población, y en concreto, de las nuevas generaciones?

 

Actualmente nuestros/as niños/as y jóvenes están inmersos/as en un proceso de adaptación a unas condiciones vitales que van en contra de  necesidades fundamentales para un desarrollo psicológico sano. ¿Dónde quedan necesidades tan básicas e importantes para su desarrollo como la de contacto, socialización, seguridad básica, educación, perspectiva de futuro, …..?

 

“Los/as niños/as se adaptan”, cuantas veces habré escuchado esa frase. Cada vez que la escucho se me enciende una alarma dentro. Sí, siempre buscan la mejor manera de sobrevivir y continuar con la vida en las condiciones más adversas, son resilientes por naturaleza, pero ¿Cuál es el precio? ¿Cuáles son las consecuencias para su salud mental?. A poco que nosotros/as, los/as adultos/as, hagamos un poco de introspección sabemos que las heridas más profundas de la psique se originaron en la infancia, mientras nos intentábamos “adaptar” a todo aquello que sucedía alrededor.

 

Es cierto que muchas de las situaciones difíciles, estresantes o incluso potencialmente traumáticas, suceden en la vida sin que podamos evitarlo, van más allá de nosotras y no están en nuestra mano. El asunto no es ese, lo importante es cómo ayudamos a las personas que las sufren a atravesar todas esas situaciones de la manera más sana posible, a tener recursos para ello.

 

Se nos olvida demasiadas veces que el desarrollo sano de nuestros/as niños/as y jóvenes es fundamental no sólo para su presente, también para su futuro, el futuro de la sociedad y el de todos y cada uno/a de nosotros/as. Este asunto nos implica y nos repercute a todo el mundo.

 

Así que ahí os dejo la pregunta ¿cuál es el estado actual de los derechos de los niñas?

https://www.unicef.org/es/comunicados-prensa/efectos-nocivos-covid19-salud-mental-ninos-ninas-jovenes-punta-iceberg