Alain Durand

Desde mi adolescencia, me interesé por comprender lo que animaba el alma humana. Recuerdo largas veladas escuchando, como si fueran verdaderas aventuras, las vivencias de mis amigas. Eso me condujo en un primer momento hacía la carrera de letras, buscando en los libros una prolongación de esos vaivenes de las experiencias vitales. Después de años como profesor de lengua y literatura francesa, y tras una crisis personal que me empujó a emprender mi propia terapia, tuve la necesidad de pasar de la ficción a la realidad, de ahondar en las trayectorias de seres de verdad, con el fin de ayudarles a comprender mejor su camino, lo que me alentó a formarme como gestaltista.

Mi manera de acompañar, tanto a clientes individuales como a parejas o grupos, conserva mucho de mi curiosidad inicial y de mi formación posterior como lingüista que me lleva a reformular con claridad o a prestar atención al universo emocional y mental que se manifiesta a través de las metáforas que empleamos. Dedico también un especial cuidado al vínculo que se establece entre las personas que atiendo y yo, desde una postura de profundo respeto. A partir de esa relación de escucha y confianza, pongo a su servicio mi sentir, mis dudas, mis sorpresas o mis desacuerdos, ayudándoles a encontrar sus propias conclusiones. Convencido que la Gestalt es la hija rebelde del psicoanálisis e influido por las potentes teorías del apego, no dudo en indagar en las relaciones y experiencias tempranas de la persona. De igual forma, me gusta el uso de técnicas gestálticas que permiten experimentar más allá de lo racional y las palabras. Mi larga experiencia en el mundo de la docencia y de la pedagogía moderna asimismo me enseñó no sólo a señalar lo disfuncional, sino a reforzar los logros ya cosechados.