[quote align=»center» color=»#999999″]Visita guiada” de Elena Alonso en el Matadero (hasta el 30 de julio)          Canon” de Mateo Maté en la sala Alcalá 31 (hasta el 23 de julio del 2017) [/quote]

    POR ALAIN DURAND

CollageArtículo
 
No podemos acceder a la realidad objetiva. Sólo percibimos el mundo a través del filtro de nuestro aprendizaje –y sus límites…-, nuestra cultura, nuestra ideología. La psicología, y la Gestalt en particular, son muy conscientes de este fenómeno. Un mismo acontecimiento hará reaccionar a cada uno de manera diferente, según su carácter, sensibilidad, biografía. La filosofía de la fenomenología -que tanto influyó a Perls– no renuncia, sin embargo, a un acercamiento más genuino al mundo y usa la descripción detallada para intentar romper con el automatismo de los esquemas sensoriales previos que solemos usar. Por ello, también la Gestalt alienta a agudizar los sentidos, a pararse para mirar, oír, tocar, saborear, oler.
Estas semanas se ofrecen en Madrid dos exposiciones que ponen los sentidos en el centro de sus preocupaciones:
Visita guiada” de Elena Alonso en el Matadero y “Canon” de Mateo Maté en la sala Alcalá 31.
Visita guiada” es la más genuina de las dos en cuanto a experiencias sensoriales. La artista, fascinada por algunas fisuras y formas que se dibujan en las paredes del antiguo matadero donde se montó la exposición, quiso atraer la atención del visitante sobre ellas. Por ello, por medio de un pasamano que recorre toda la sala, nos conduce hacía esas manchas y huecos, únicos elementos mejor iluminados del lugar que en general queda en cierta penumbra.
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Asimismo, Alonso ha usado todo tipo de materiales para construir el pasamano que nos conduce: corcho, cobre, madera, pintura lisa, pintura áspera, mosaicos, etc. Es sorprendente como la piel de la mano registra las diferencias de textura, de temperatura. A veces, de este tacto nacen imágenes interiores, recuperadas de recuerdos táctiles.
No solemos tener muchas ocasiones de centrarnos en el tacto y para mí fue lo más interesante de la propuesta.
Bien sabemos que Fritz Perls retomó el nombre de la “Gestalt” de una escuela de psicología ya existente (y donde había investigado años atrás su mujer Laura). Esa escuela se centraba sobre el estudio de las percepciones humanas (recordamos que la palabra “Gestalt” remite a “forma”, “estructura”).
cuadriculaLos psicólogos de la forma formularon en especial la teoría de la “buena forma” que alega que la percepción no es pasiva. El cerebro interviene sobre los estímulos recibidos, dándoles una coherencia, una lectura que encaja con lo conocido. Así, si la forma captada se asemeja a una forma recordada, puede hasta corregirla. Por ejemplo, si se suceden varias líneas de 7 puntos y que una de las líneas sólo tiene 6, el ojo corregirá la ausencia o dará por lo menos la impresión al observador que tendría que haber un punto más, antes de aceptar la forma tal cual.
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Es decir que nuestra percepción no se conforma con lo que hay, sino que espera una cierta organización desde algo previamente aprendido. Eso demuestra que nuestra manera de entrar en contacto con el mundo está fuertemente condicionada. Bien conocido es también el dibujo donde el observador (según su momento emocional o su personalidad) verá la cara de una mujer joven o el rostro de una anciana.
 
En el caso de Mateo Maté, la experiencia sensorial es ante todo visual, pero bastante más compleja. El artista reflexiona sobre la noción de “canon” y fomenta una reflexión conceptual.
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El visitante llega en un espacio grandioso donde son expuestas estatuas blancas. Parece que estamos en una sala de museo con grandes obras de la historia del arte. Todas son hechas a partir de moldes de obras maestras de diferentes épocas. Casi todas nos suenan puesto que son copias de obras muy conocidas (el discóbolo de Mirón de Eléuteras, muchas veces reproducido, en bronce o mármol, la Venus de Milo, la Venus de Canova, etc.). Y a partir de ello se experimenta en directo el condicionamiento de nuestros sentidos. En efecto, todas las estatuas están intervenidas, pero uno no lo advierte en seguida. Así el discóbolo o la Venus de Canova resultan tener rostros africanos o la Venus de Milo ha envejecido.
mateo-mate-canonMi experiencia fue que en un primer momento no me di cuenta. La “buena forma” me hacía corregir la experiencia y me parecía ver una copia normal. Hay casos donde uno repara que algo no cuadra: un Adonis obeso o una Venus embrazada. Pero, por la puesta en escena museística, por la semejanza técnica con obras maestras, nuestros sentidos aceptan en un primer momento las obras como expresión del canon y de la perfección.
Sólo cuando detenemos la mirada, descubrimos el rostro africano del discóbolo o las arrugas y los senos caídos de la Venus, y entonces empezamos a cuestionar lo que hay frente a nosotros. Esa exposición demuestra que nuestro condicionamiento es muy influido por lo oficial, lo reconocido por las instituciones, lo que manifiesta que la percepción se apoya fuertemente sobre lo ideológico. Los introyectos no son sólo discursivos, nos habitan desde nuestras reacciones aparentemente más directas, invaden nuestros sentidos.
1.-Venus-de-Médici-hermafroditaMateo Mate lleva el cuestionamiento ideológico hacia varios temas presentes en la actualidad. Como lo vimos, la belleza clásica occidental de repente integró una procedencia africana (cuestión racial), pero también aborda temas de sexo y género. Así, añade a una Venus un sexo masculino o da a un Apolo un cuerpo de mujer. También con esas obras, el espectador, en un primer momento, se pregunta si la obra original era así o si es una intervención del artista y el mecanismo que describíamos anteriormente funciona de la misma manera. Lo andrógino se impone como evidencia en un primer instante, antes de llevar al visitante al cuestionamiento que podrá resolver desde su corte ideológico o dejarse sorprender y emprender una reflexión nueva.
Por todo ello, estas dos exposiciones por sus planteamientos, y también su originalidad y belleza, son altamente recomendables.