Terapia familiar gestalt
¿Qué es?
La familia necesita expresarse
Los/as profesionales de la psicología y la psiquiatría han comprobado que muchas patologías están muy conectadas con las relaciones familiares y la terapia familiar se ha convertido en uno de los tratamientos psicológicos más demandados de los últimos años.
Cuando acudimos a terapia familiar incluimos a las personas de nuestro entorno en la búsqueda de soluciones. Es una terapia eficaz que permite alejarse de la individualidad que normalmente aceptamos cuando acudimos a tratamiento psicológico, donde buscamos causas concretas de forma aislada sin darnos cuenta de la importancia del medio y las personas que nos rodean, la familia.
Acudir a terapia de familia, ¿por qué?
La familia tiene una función protectora y de pertenencia en la que se conforma la identidad personal, se aprenden formas de relación y de estar en el mundo.
Como hemos dicho, la terapia de familia no se centra exclusivamente en la persona sino en su contexto social primario: la familia.
A lo largo de la vida se van atravesando crisis. En algunas ocasiones estas crisis desestructuran el sistema familiar y dificultan la comunicación y el crecimiento de sus miembros. Para reequilibrarse, restablecer la comunicación y/o atender a los miembros más afectados es necesaria la intervención de especialistas, testigos externos al sistema familiar, que ayuden a poner conciencia y a que las personas puedan seguir desarrollándose individualmente y en la relación en el grupo familiar.
Familias funcionales/familias disfuncionales
¿Cómo es una familia funcional?
Una familia funcional puede encontrar dificultades, y por tanto su estado de equilibrio se verá amenazado, pero podrá superar sus problemas modificando las dinámicas que llevarán a un nuevo equilibrio. Una familia funcional encuentra sus propias soluciones y su propio modelo de funcionamiento.
Algunas de las características de las familias funcionales son:
- Respeto por el/la otro/a.
- Legitimación de las emociones de cada uno/a.
- Apoyo mutuo.
- Los problemas se resuelven.
- Comunicación directa y clara.
- Se permite no estar de acuerdo.
- Se aprecian las diferencias entre los miembros de la familia.
- Relación igualitaria entre los diferentes miembros de la familia.
¿Cómo es una familia disfuncional?
En las familias disfuncionales, también llamadas familias tóxicas, se generan patrones de comportamiento dañino que no respetan la individualidad de todos sus miembros. Es común que los/as niños/as de estas familias tengan dificultades para un desarrollo y crecimiento saludable de un entorno emocional y estable.
La familia disfuncional presenta una o más de las siguientes características:
- Sobreprotección o relajación total: esto es lo opuesto a la autonomía y la libertad, lo que genera una gran dependencia y daño emocional.
- Vulneración de la individualidad.
- Evitación de conflictos debido a los graves problemas de comunicación que tienen: su comunicación es insuficiente o incluso nula. Esta falta de comunicación conduce a problemas de la vida en común. Además, complica la capacidad de construir relaciones con los demás.
- Inexistencia de negociación o alternativas a la resolución de problemas: lo que se establece como norma se mantiene, pase lo que pase.
- Falta de empatía, obviando las emociones y los sentimientos de cada miembro.
- Alto nivel de manipulación emocional: los sentimientos de culpa, humillación y chantaje ocurren constantemente.
- Establecimiento de una jerarquía de poder invertida: los/as progenitores/as viven sujetos a la voluntad de los/as hijos/as y estos/as se convierten así en pequeños/as tiranos/as.
¿Qué se persigue al acudir a este tipo de terapia?
La terapia familiar persigue el ayudar a la familia disfuncional a que sus miembros conozcan cómo funcionan, qué rol desempeñan, y así, desde este autoconocimiento, poner en marcha recursos para el cambio hacia lo sano y funcional.
¿Cuándo acudir?
Cuando un miembro de la familia presenta una dificultad es el momento de comenzar la terapia, siendo necesario que todos los integrantes de la familia estén de acuerdo en realizar un proceso psicoterapéutico.
Si uno de los integrantes quiere «llevar a toda la familia» y los demás integrantes no tienen interés nos encontramos con distintas resistencias que repercutirán negativamente en el proceso de intervención familiar.